Los/as artistas, los/as estudiantes de artes en la Universidad Nacional de Quilmes vienen a producir y a crear, a componer un universo de significados estilísticos y estéticos. Componer narraciones diversas, lenguajes diversos, obras que convoquen a la reflexión, a la descripción. El arte colabora con esos procesos subjetivos: ¿cómo contamos una experiencia, una historia, un sueño, un acontecimiento? En el campo artístico eso tiene múltiples respuestas.

En este sentido, la práctica reflexiva sobre ese hacer no sólo tiene que ver con incorporar conocimiento teórico a nuestras acciones. En la UNQ incorporamos un modo específico de hacer y pensar el arte en el nuevo contexto de avances tecnológicos: ¿cómo se relaciona el arte con la tecnología? Pensamos las relaciones y metacomunicaciones que existen entre los diferentes lenguajes artísticos: las mixturas, las mezclas, la complementación que puede surgir entre lo sonoro, lo visual y lo escrito.

En el “ágora” del arte contemporáneo, nos proponemos revalorizar la singularidad de los artistas, estimar y apreciar las experiencias, el aura de esas corporalidades, el encuentro con otros y otras, el aquí y ahora en esos eventos y acontecimientos ligados a nuestras historias (que no son separadas de la historia general). En ese acto de encuentro, en ese reconocimiento de lo que hacemos y lo que hacen los otros, es donde tiene lugar la verdadera democracia, la real elección entre lo que nos convoca a producir y crear.

Abrir el arte es reconocer estilos y registros en imágenes y sonidos, en cuerpos y textos. Abrir el arte es un camino que hay que decidir tomar, transitar y marcar, dejar huellas, indicios, enseñanzas.